Fracaso Escolar

El fracaso escolar es un término genérico que señala fundamentalmente al alumno, niño o joven que de modo reiterado, curso tras curso, no obtiene un buen rendimiento en la adquisición de los aprendizajes exigidos.

Por lo general estos alumnos son designados como vagos y poco interesados por los contenidos académicos, por lo tanto poco dispuestos a la hora de ponerse a trabajar o que no le dedican suficiente tiempo al estudio. Sin embargo, desde nuestra experiencia directa con muchos de ellos, sabemos que en muchísimos casos esto no es así, sino que por el contrario se trata en realidad de alumnos que, al menos en su inicio escolar, han dedicado una gran cantidad de esfuerzo y horas al estudio pero sin obtener resultados.

Tendríamos entonces que descartar la posibilidad de que su inteligencia y habilidad para desarrollar estrategias paralelas de aprendizaje con las que poder “salir del paso” hayan podido enmascarar una dificultad especial que le haya empujado a posicionarse en esa aparente falta de voluntad hacia el estudio.

¿POR DÓNDE EMPEZAMOS?

LA DETECCIÓN

El primer paso es darse cuenta de que algo no va bien. Tenéis que estar atentos a las actitudes que vuestro hijo muestra frente al colegio o hacia los trabajos académicos. Si el rechazo es manifiesto y persistente, o en el mejor de los casos no se resiste pero muestra una dependencia excesiva de vosotros para resolver las tareas escolares, es probable que este intenso malestar o esa sensación de no ser capaz por sí solo representen algún problema. Esto es relevante porque cuanto antes se detecte un problema de aprendizaje, antes se podrán atajar sus efectos.

La detección precoz es importante en la primera etapa escolar porque los aprendizajes todavía no están afianzados y es más fácil su tratamiento y su recuperación. Sin embargo, las dificultades también se pueden poner de manifiesto en cualquier otra etapa del aprendizaje, o a cualquier edad. En estos casos, descubrirlas tiene también la misma urgencia, ya que un tratamiento adecuado permitirá disminuir sus consecuencias sobre el rendimiento escolar.

DÓNDE ACUDIR

Es probable que el profesor/a que trabaje con vuestros hijos sea el primero en poder apreciar el retraso que se está produciendo con respecto al resto de sus compañeros y que este pueda dirigir vuestros pasos para buscar soluciones.

Algunos colegios disponen de servicio de orientación a los cuales podéis recurrir para buscar asesoramiento. Sin embargo, es importante tener en cuenta que estas dificultades pueden no ser transitorias, de ahí la necesidad de ir a un especialista en este tipo específico de problemas para realizar un estudio en profundidad y partiendo de él buscar soluciones.

En cada curso que pasa, los niveles suben y el volumen de trabajo escolar aumenta. El alumno con dificultades puede ir avanzando a lo largo de los cursos porque es inteligente y genera estrategias de aprendizaje paralelas que pueden encubrir su falta real de competencias, pero nunca puede solucionar su dificultad solo. Esto, tarde o temprano, pasa factura y se convierte en una barrera infranqueable.