SEÑALES DE ALARMA

Es importante saber detectar a tiempo las Dificultades de Aprendizaje de un niño y tratarlas cuanto antes con los métodos adecuados. La presencia de algunas de las señales que vienen a continuación debería alertar a padres y profesores sobre la necesidad de ponerse en marcha y buscar la ayuda de un profesional:

  • Retraso al aprender a hablar.
  • Se muestra demasiado parco en sus respuestas, necesitando emplear sonidos y/o gestos para hacer sus peticiones.
  • Presenta unas frases excesivamente simples, sin conectores entre las palabras, con una falta de estructura (orden en la emisión de las palabras).
  • Su discurso se muestra significativamente breve y confuso cuando se alarga en sus explicaciones, con numerosas vacilaciones e interrupciones, y poca conexión entre las ideas que quiere exponer. A menudo y sin consciencia de ello deja mucha información fuera o sobreentendida.
  • Carece de suficiente vocabulario, mostrando una especial dificultad para recordar las palabras y emplearlas.
  • Su pronunciación es poco clara, cambia los sonidos de las palabras y/o el orden de las sílabas.
  • Confusión entre palabras que se parecen fonéticamente.
  • Dificultad para repetir frases.
  • Dificultad para aprender y recordar rimas, poesías, canciones...
  • Confusión entre términos que se refieren a conceptos relacionados con un mismo tema, incluso si son opuestos (antes-después, izquierda-derecha, etc.).
  • Falta de habilidad para recordar secuencias y series (abecedario, días de la semana, meses del año, tablas de multiplicar, etc.).
  • Dificultad para recordar órdenes sencillas, y seguir instrucciones orales.
  • Aprendizaje costoso de las letras y sus combinaciones. Una vez adquirido y tras suficiente práctica, presenta una lectura trabajosa con falta de ritmo y entonación.
  • Sustituciones, inversiones, añadidos y omisiones de letras al leer.
  • Cambia el final de las palabras cuando lee.
  • Sustituciones de algunas palabras en la lectura por otra de forma y/o significado parecido.
  • Dificultades para comprender y/o recordar lo que lee.
  • Comete muchos errores elementales al escribir: omisiones, adiciones, sustituciones, cambio del orden de las letras de una palabra, fragmentación y unión de palabras.
  • Dificultad notoria, por su persistencia, para fijar y aplicar las reglas de ortografía desde las más básicas (mayúsculas, punto al final de las frases, r-rr, c-qu, c-z...).
  • Dificultad para responder de modo pertinente a las preguntas escritas.
  • Frases escritas de construcción excesivamente simple, sin suficiente elaboración (información incluida) y, en el caso de los mayores, sin apenas oraciones complejas (proposiciones que incluyan al menos dos verbos).
  • No desarrollar un tema por escrito con estructura, cohesión y coherencia.
  • Sus escritos no guardan suficiente orden gráfico, dando lugar a un conjunto sucio y desorganizado espacialmente.
  • Letra poco legible.
  • Particular dificultad para aprender números, derivándose de ello confusiones a la hora de leerlos y representarlos mediante la escritura.
  • Dificultades de conteo progresivo y especialmente regresivo.
  • Falta de comprensión clara de la organización que permite el Sistema Numérico Decimal y más adelante del Sistema Métrico.
  • Costosa adquisición de las operaciones aritméticas básicas, tanto en la secuencia de los pasos que debe llevar a cabo, como en la comprensión de su sentido funcional.
  • Desorganización gráfica-espacial de las representaciones numéricas para realizar operaciones con ellas.
  • Cálculos sin agilidad y precisión, especialmente en el plano mental.
  • Dificultades significativas para resolver problemas, que se intensifican si implica combinar más de una operación.
  • Alternancia de días “buenos” y “malos” en el trabajo escolar, sin razón aparente.
  • Tiene un rendimiento desigual. Es listo y rápido para algunas materias y se siente perdido en otras.
  • Se distrae fácilmente y repite los mismos errores que le han sido corregidos segundos antes.
  • Lo que sabe hoy no lo recuerda mañana.
  • Debido a su dificultad de comprensión, a veces sus ejecuciones no se corresponden con la actividad requerida (no atiende debidamente a las instrucciones y demandas de la tarea).
  • Es desorganizado y poco preciso en los trabajos que realiza (su abordaje de las tareas es muy superficial)
  • Ante las preguntas muestra una aparente pasividad porque necesita más tiempo para llegar a una respuesta.
  • Sus ejecuciones son excesivamente lentas por lo que no finaliza sus trabajos o los exámenes al tiempo que sus compañeros. La lentitud habría que valorarla, sin embargo, como un recurso compensatorio que favorece una ejecución más atenta y certera, por lo que de nada vale penalizarla para exigirle celeridad.
  • Sus respuestas y/o ejecuciones son demasiado impulsivas y precipitadas sin dedicar un tiempo a escuchar o leer lo que se le pide.
  • Evita tareas que requieran de un esfuerzo mental sostenido.
  • Precipita respuestas antes de haber leído completamente las preguntas o las instrucciones.
  • Tiene dificultades para esperar su turno.
  • Interrumpe y se inmiscuye en las actividades de otros.
  • Desconecta fácilmente durante las explicaciones del profesor o durante las ejecuciones de las actividades académicas.
  • Falta de confianza, de seguridad en sí mismo y baja autoestima.
  • Muestra rechazo o falta de interés hacia el trabajo escolar, tanto en la escuela como en casa, intentando postergar al máximo ponerse a ello.
  • No es autónomo para estudiar ni para hacer deberes.
  • Poca tolerancia a la frustración. Ante el fracaso se siente desmotivado, se enfada y deja de esforzarse, abandonando la tarea o asumiendo una actitud desatenta y pasiva.

DEFINICIÓN DE “LAS DIFICULTADES DE APRENDIZAJE”

Aunque el término “dificultades” pueda sugerirnos algún tipo de problema de carácter transitorio que probablemente pueda superarse con el tiempo pidiéndole a la persona que lo presenta una mayor atención y dedicación, lo cierto es que esta clase particular de dificultad supone la existencia de un insuficiente desarrollo y, en algunos casos, de un trastorno o alteración en el funcionamiento del Sistema Nervioso Central que a modo de procesador articula el funcionamiento de las diferentes vías por las que recibimos e integramos la información y regula los modos de respuesta. No es, pues, un asunto que pueda ser corregido a voluntad del afectado, por lo que no se debe, entonces, achacar el bajo rendimiento del estudiante que padece este tipo de dificultad a una actitud de falta de interés y de esfuerzo, sino a algo que queda fuera de su propio control y que probablemente tenga un carácter permanente.

Ciñéndonos al ámbito educativo, podemos decir que el alumno con este tipo de problemas sufre una especial dificultad para manejar de modo ágil y preciso la información; es decir, le cuesta procesar y sostener mentalmente los datos que recibe y expresar, emplear o ejecutar organizadamente los conocimientos y procedimientos instruidos.

El funcionamiento de las vías necesarias para todo ello podría en algunos casos mostrase alterado de modo aislado, viéndose afectadas en principio sólo las actividades escolares donde predominase tal función (de ahí el calificativo de “Específicas” que determinados expertos dan a estas dificultades). Lo más frecuente sin embargo es que los efectos de las alteraciones se presenten de manera más generalizada sobre el aprendizaje debido fundamentalmente a que todas estas vías receptivas, procesadoras y ejecutivas forman parte de un sistema unificado en el que, como las piezas de un reloj, deben interactuar entre sí para funcionar de manera coordinada.

Básicamente, estas vías son las siguientes:

Visual: Reconocimiento y distinción de formas, tamaños, disposición y orientación espacial de los datos; Análisis dentro de una configuración figurativa compleja o con abundancia de elementos (captándolos uno a uno; diferenciando los relevantes del resto; aplicando estrategias de descomposición en partes para facilitar la operación de análisis...); Organización y unificación de la información en estructuras sintéticas; Percepción de los cambios que pueden operarse; etc.

Auditiva: Distinción de la intensidad sonora, de melodías, y de las pausas o variaciones del ritmo; audibilización precisa de los sonidos, especialmente los del habla (fonemas), discriminándolos de aquellos con una sonoridad similar; Captación de la organización de estos sonidos y de los posibles cambios prosódicos (acentuación) dentro de una secuencia sonora (palabras); Procesamiento completo y organizado de las palabras que configuran un mensaje; Comprensión clara de las instrucciones o discursos que se emiten oralmente; etc.

Táctil y Motriz: Percepciones sensitivas básicas (tensión-relajación; fuerte-débil, suave-áspero...); Reconocimiento de formas y volúmenes con el tacto (estereognosia); Distinción en el propio cuerpo de conceptos espaciales básicos (arriba-abajo, izquierda-derecha, dentro-fuera, cerca-lejos...); Manejo corporal del ritmo y coordinación del movimiento con el sonido; Control motor de las distancias; Activación y/o inhibición del acto motor; Disociación y articulación coordinada de los diferentes segmentos corporales; Organización secuencial de los movimientos y de su direccionalidad, especialmente los implicados en las tareas de escritura; Regulación de la presión de los trazados; manejo gráfico del espacio; etc.

Simbólica: Reconocimiento de dibujos; Representaciones mediante el dibujo; Identificación del significado que encierran determinados símbolos gráficos y sonoros; Comprensión, establecimiento y fijación de las asociaciones entre los signos y lo que representan que darán lugar a las letras, los números, u otras representaciones gráficas; etc.

Verbal: Empleo de la función comunicativa del lenguaje (con uno mismo y con el otro); Habilidad para denominar; Volumen de vocabulario con una comprensión suficientemente amplia y definida de los conceptos que encierran; Evocación fluida y precisa de términos; Expresión de un discurso (oral y escrito) organizado temática y morfosintácticamente; Comprensión de las relaciones verbales contenidas en los enunciados; Razonamiento; etc.

Las “Dificultades de Aprendizaje” no son resultado de una discapacidad o de una deficiencia puesto que, si bien con gran esfuerzo, el alumno con estas dificultades puede ir compensando y subsanando en cierto grado los efectos de su problema. Aprende porque es inteligente y es capaz de “crear” sus propias estrategias para ir asimilando los conocimientos que se le ofrecen. Pero, con el tiempo, la incorporación de esos conocimientos se revela poco definida, incompleta y muy desorganizada, siéndole muy difícil poder recurrir a ellos para comprender nuevos contenidos escolares más complejos.

Es común ver a padres y profesores desconcertados por la cantidad de “lagunas” de contenidos y de procedimientos que muestran sus hijos y alumnos, y escucharles decir que parece que acaban de llegar a la escuela.

Aunque no en todos los casos, la dificultad suele comenzar a manifestarse de modo explícito al principio de la escolaridad. El niño con “Dificultades de Aprendizaje” no aprende las letras y los números a la misma velocidad que la mayoría de sus compañeros; no logra fijar los conceptos y los términos específicos de las materias; no consigue elaborar suficientemente los conocimientos memorizados, dando respuestas excesivamente escuetas y en ocasiones confundiendo esos conocimientos con otros cercanos. Con gran esfuerzo por su parte y, con frecuencia, gracias a la atención que le dedican sus padres y profesores, logra conseguirlo, pero le es imposible manejarlos con suficiente soltura o los olvida al poco tiempo, distanciándose cada vez más del grupo de su clase.

El problema es justo el siguiente: el niño con “Dificultades de Aprendizaje” no alcanza el manejo automático de lo que van a ser las herramientas básicas para el aprendizaje (Lenguaje, Lectura, Escritura, Cálculo). Al principio puede pasar inadvertido, o atribuirse su excesiva lentitud a otras causas (en ocasiones, puede ser cierto). Sin embargo, si el problema persiste pasado el primer periodo de instrucción (cursos 1º y 2º de Primaria), va a suponerle un serio obstáculo para aprender los nuevos contenidos escolares que ya empiezan a tomar un carácter menos mecánico y a apelar a las funciones superiores del Pensamiento (Razonamiento).

Efectivamente, si el niño no utiliza con fluidez las herramientas básicas, le será muy costoso “despegarse” de lo puramente mecánico (leer y escribir letras y números) para poder dirigir su atención y razonamiento hacia el significado y la comprensión de los conceptos y de los problemas que se le van planteando desde la escuela. Dicho de otro modo: o lee palabras, o atiende al significado y las relaciones que expresan las oraciones; o escribe guardando las reglas formales de la ortografía y de la escritura, o centra su atención en la claridad de las ideas que expone; o decide qué operaciones aritméticas debe aplicar, o calcula con precisión. No puede simultanear con facilidad todas estas funciones.

En el mejor de los casos, quizá después de numerosos repasos y rectificaciones logre ajustar ambas funciones, pero el tiempo y el grado de esfuerzo empleados han sido tan grandes, que su capacidad de atención se ha visto saturada antes de tiempo, y el resultado distará mucho de lo que hubiera sido capaz de hacer si no tuviera estas dificultades.

Evidentemente si el problema no se ha detectado y no se ha ofrecido ayuda, conforme avancen los cursos, la situación de aprendizaje escolar puede llegar a hacerse insostenible para el alumno, y por añadidura para los padres y profesores que no aciertan a comprender qué es lo que sucede.

Con todo lo expuesto, las principales características que definirían al alumno con “Dificultades de Aprendizaje” serían las siguientes:

  • Presenta una inteligencia normal o incluso superior, pero su rendimiento no refleja ese potencial (insistimos en que no se trata de un problema de capacidad, sino del funcionamiento de los procesos implicados en el aprendizaje académico).
  • Su rendimiento escolar puede verse afectado de modo general o sólo en determinadas asignaturas.
  • Muestra especiales dificultades en las áreas instrumentales básicas del aprendizaje académico: lenguaje, lectura, escritura y cálculo.
  • Sus dificultades persisten de un modo evidente a pesar de los apoyos convencionales recibidos: refuerzo escolar de contenidos, aumento de tareas para intensificar la práctica, profesor particular.
  • Los problemas psicológicos, sensoriales y/o sociales no se consideran como causas de estos trastornos, aunque pueden coexistir, agravando las consecuencias.
  • El origen de las “Dificultades de Aprendizaje” parece estar en una alteración del Sistema Nervioso Central, viéndose afectado el funcionamiento integrado de las distintas áreas neurológicas necesarias para procesar y evocar adecuadamente la información.

La base de estas alteraciones podría tener un carácter genético (con cierta frecuencia estos alumnos tienen familiares que también las padecen), o deberse a pequeñas disfunciones cerebrales por problemas ocurridos durante la gestación o el parto. Hay también investigaciones que apuntan hacia diferencias estructurales en el cerebro. Estas perspectivas neurológica y genética representan uno de los enfoques en relación con el origen de estos problemas pero también hay otras orientaciones. Sin duda, éste es un asunto controvertido entre los investigadores.

LAS ÁREAS INSTRUMENTALES DE APRENDIZAJE

El aprendizaje académico requiere disponer de toda una serie de “herramientas” con las que poder incorporar y expresar los conocimientos que se imparten en los centros educativos. Estas “herramientas” son básicamente el Lenguaje Comprensivo y Expresivo, la Lectura, la Escritura y el Dominio Numérico y Aritmético. Una vez logrados los automatismos necesarios para la utilización de estos instrumentos, su manejo continuará evolucionando y afinándose a lo largo de toda la escolaridad para ser aplicado durante la adquisición de contenidos más complejos.

Pero la incorporación de estas llamadas “Áreas Instrumentales del Aprendizaje” no se logra únicamente con la instrucción y la práctica, sino que para ponerlas en marcha adecuadamente se necesitará disponer de una “Base Cognitiva y Neurofuncional” suficientemente asentada y madura (bien organizada y de funcionamiento integrado) que las sostenga. Su primer desarrollo se produce alrededor de los primeros seis o siete años de vida (en alguna función, no finalizará incluso hasta más allá de la adolescencia), siendo las etapas de Educación Infantil y el primer ciclo de Primaria (1º y 2º cursos) los periodos claves para consolidar y regular aquellas funciones más básicas.

Cualquier retraso o anomalía que se presente durante el desarrollo y proceso de instalación de esta base podrá afectar al empleo estable y preciso de estas áreas instrumentales, y consecuentemente perjudicar el aprendizaje de los contenidos escolares a pesar de que se posea una normal e incluso elevada capacidad intelectual que permita su integración.

LEGISLACIÓN

A pesar de considerarse internacionalmente como una entidad clínica definida científicamente, en nuestro país el reconocimiento oficial del alumno con “Dificultades Específicas de Aprendizaje” por parte del sistema educativo ha supuesto un esfuerzo enorme para las diversas asociaciones de padres y afectados que no dio sus frutos hasta la implantación de la Ley Orgánica de Educación en mayo del 2006.

Aunque aún quede mucho por lo que luchar para que se les facilite su paso por la formación académica y la obtención de las titulaciones que aquella procura, actualmente al menos se les identifica como alumnos que por su particular situación requieren de una especial atención, tolerancia y flexibilidad por parte de la comunidad educativa. Exponemos a continuación lo dicho en la ley:

Ley Orgánica para le Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) 8/2013, de 9 de diciembre. Modificación de la Ley Orgánica de Educación (LOE) 2/2006, de 3 de mayo.

Artículo 71. Principios.

  1. Las Administraciones educativas dispondrán los medios necesarios para que todo el alumnado alcance el máximo desarrollo personal, intelectual, social y emocional, así como los objetivos establecidos con carácter general en la presente Ley. Las Administraciones educativas podrán establecer planes de centros prioritarios para apoyar especialmente a los centros que escolaricen alumnado en situación de desventaja social.
  2. Corresponde a las Administraciones educativas asegurar los recursos necesarios para que los alumnos y alumnas que requieran una atención educativa diferente a la ordinaria, por presentar necesidades educativas especiales, por dificultades específicas de aprendizaje, TDA-H, por sus altas capacidades intelectuales, por haberse incorporado tarde al sistema educativo, o por condiciones personales o de historia escolar, puedan alcanzar el máximo desarrollo posible de sus capacidades personales y, en todo caso, los objetivos establecidos con carácter general para todo el alumnado.

Sección cuarta. Alumnado con dificultades específicas de aprendizaje

Artículo 79 bis. Medidas de escolarización y atención.

  1. Corresponde a las Administraciones educativas adoptar las medidas necesarias para identificar al alumnado con dificultades específicas de aprendizaje y valorar de forma temprana sus necesidades.
  2. La escolarización del alumnado que presenta dificultades de aprendizaje se regirá por los principios de normalización e inclusión y asegurará su no discriminación y la igualdad efectiva en el acceso y permanencia en el sistema educativo.
  3. La identificación, valoración e intervención de las necesidades educativas de este alumnado se realizará de la forma más temprana posible, en los términos que determinen las Administraciones educativas.